Mi nombre es Yorely y soy la madre de Maikelys Antonella, una niña venezolana de 2 años que fue arrancada de mis brazos por el gobierno de Estados Unidos.
Por favor, te lo suplico: díle a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR, por sus siglas en inglés) que me devuelvan a mi hija.
Llegamos a Estados Unidos buscando una oportunidad tras años de dificultades económicas, pero en lugar de una vida mejor, nos destruyeron como familia. Me deportaron a Venezuela. A mi esposo lo enviaron a una prisión en El Salvador. Y a mi bebé de un año –mi dulce Maikelys– la dejaron atrás. Sola. En un sistema de cuidado tutelar.
Desde que la ORR se la llevó en 2024, la han trasladado entre tres hogares sustitutos, incluyendo uno donde hubo denuncias de abuso sexual.
Lloro todos los días, sabiendo que está en algún lugar sin mí, preguntándose dónde estoy. Quiero que sepa que nunca, jamás, la abandonaría. El día que volvamos a estar juntas, se preguntará por qué el gobierno de Estados Unidos le quitó a una niña a sus padres.
Como madre, no puedo tomar un sorbo de agua sin pensar: “¿Tendrá sed mi bebé?” No puedo dormir sin preguntarme: “¿Está abrigada? ¿Está a salvo? ¿Tiene miedo?”
No hubo audiencia. No hubo cargos. No hubo juicio. No hubo oportunidad de defendernos. Simplemente nos separaron, sin explicación.
[Yorely Bernal Inciarte y Maiker Espinoza Escalona con su hija de dos años, Maikelys Antonella Espinoza Bernal]
Y ahora, tratan a mi hija como si no tuviera familia. Ni siquiera puedo enfrentar esta tragedia junto a mi esposo, porque no les bastó con quitarnos a nuestra hija: también nos separaron a nosotros.
Ella es solo una niña. Y yo soy su madre.
Por favor, ayúdenme a llegar a quienes tienen a mi hija. Díle a la ORR que Maikelys no es huérfana. Tiene una madre. Tiene un hogar. Me tiene a mí, esperándola en Venezuela.
Lo que nadie te dice es que, una vez que la ORR se lleva a tu hijo y tú ya no estás ahí, es como si nunca hubieras existido. La ORR no tiene un plan para devolvérmela. Solo para “ubicarla”, administrarla. Es como si ya hubieran decidido que no le pertenece a su familia.
Esto no es un error del sistema. Es un reflejo de un sistema que obliga a las familias a abandonar su tierra y luego las castiga por intentar sobrevivir.
Por favor, de madre a madre, de ser humano a ser humano: ayúdenme a traer a mi hija de vuelta a casa. Díle a la ORR que reúna a Maikelys con su familia. Compartan su historia. Digan su nombre. No dejen que el gobierno de Estados Unidos esconda lo que nos hizo detrás de un muro de engaños.
Si alguna vez han amado a un niño, si alguna vez han sentido el instinto de proteger a alguien con todo su ser, acompáñame ahora.
Ayúdame a traer a mi bebé a casa.
Con todo mi corazón,
Yorely Bernal Inciarte
Otras formas de actuar
Durante demasiado tiempo, Estados Unidos ha dejado de ser un buen vecino, provocando desplazamientos a través de intervenciones militares, guerra económica y sanciones que perjudican a personas comunes en Cuba, Venezuela y Nicaragua. En vez de ofrecer refugio, criminaliza y deporta a quienes huyen de esas condiciones. ¡Nos negamos a permitir que se aterrorice a nuestros vecinos! Consulta nuestro ICE Resistance Toolkit para recursos que te ayudarán a resistir redadas, proteger a tus vecinos migrantes y tomar acción contra las políticas de deportación.